lunes, 9 de septiembre de 2013

DEL DESPERTAR DEL SUEÑO

El sábado y en primera votación, es decir con un cierto retroceso respecto a la situación anterior donde fue eliminada en la segunda votación, Madrid ha sido desestimada como organizadora de los Juegos Olímpicos del 2020.

El hecho de que Madrid no organice las Olimpiadas del 2020, en realidad solo perjudica a los especuladores, pero deja patente muchos males que padece, no solo Madrid sino toda España pues en la decisión del COI han influido sobre todo, y lejos de los problemas de dopaje que en el fondo afectan a todo el mundo, los siguientes extremos:

1º. Una Crisis económica que, con seis millones de parados y una constante emisión de deuda publica para hacer frente al pago corriente mensual, hace irracional la pretensión de organizar un evento que va a elevar el gasto público en infraestructuras en los próximos siete años y, en el caso de generar beneficios, éstos serán solo para unas cuantas empresas privadas.

2º. Una Crisis política que no hace previsible que España siga existiendo como tal en el año 2020.

3º. Unos errores en política exterior tan abrumadores que una vez más se ha demostrado que estamos "más solos que la una". Nuestros socios y aliados europeos han votado en contra de la candidatura de Madrid 2020 porque la política seria a seguir por cualquier estado responsable siempre tiende ser beneficiosa para sí mismo y no para los demás.

4º. El Olimpismo moderno, cada cuatro años se aleja más y más de sus originarias intenciones y se ha convertido, con la excusa de la "fiesta de los pueblos" (Subtítulo de la película "Olimpia"), en un gran espectáculo y entretenimiento de masas cuya exclusiva finalidad es la mercantil y por eso el COI no quiere ni recortes ni pobrezas en un evento que le genera su razón de ser y da de comer maravillosamente a sus componentes.

5º. El COI es un organismo internacional repleto de intereses económicos cuyas decisiones están sometidas a presiones de lobbies, recomendaciones y amiguismos. Recordemos que cuando se concedió a Barcelona la organización de las olimpiadas en 1992 un español, Juan Antonio Samaranch, era el presidente del COI.

Ahora lo importante no es lamentarse ni alegrarse sino en exigir a la casta política que explique cuanto nos ha costado a los españoles este "Sueño" que no deja de ser una "pesadilla económica".

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